quarta-feira, 23 de outubro de 2013

Elegia para cantar: poema de Pablo Neruda (19 de Janeiro 1970) em memória da cantora chilena Violeta Parra


Poema antológico de homenagem à artista plástica, compositora e cantora chilena Violeta Parra (1917-1967), que, para além da sua discografia procedeu, a partir de 1952 à recolha e difusão das danças e cantares populares do Chile e Andes.
A vastidão da sua produção musical gravita em torno de vários eixos: a paixão, o anelo pelo amante ausente, a vida como graça (basta que pensemos na canção da sua autoria (letra, composição e interpretação) “Gracias a la vida”), mas é sobretudo ao cantar o povo, humilhado e esquecido, que a tornou conhecida mundialmente como mãe da canção de compromisso.
Não é pois de estranhar que Neruda, que se coloca também do lado dos oprimidos na sua poesia, lhe tenha querido prestar este tributo neste poema:
I
¡Ay, qué manera de caer hacia arriba
y de ser sempiterna, esta mujer!
De cielo en cielo corre o nada o canta
la violeta terrestre:
la que fue, sigue siendo,
pero esta mujer sola
en su ascensión no sube solitaria:
la acompaña la luz del toronjil,
del oro ensortijado
de la cebolla frita,
la acompañan los pájaros mejores,
la acompaña Chillán en movimiento.
¡Santa de greda pura!
Te alabo, amiga mía, compañera:
de cuerda en cuerda llegas
al firme firmamento,
y, nocturna, en el cielo, tu fulgor
es la constelación de una guitarra.
De cantar a lo humano y lo divino,
voluntariosa, hiciste tu silencio
sin otra enfermedad que la tristeza.
II
Pero antes, antes, antes,
ay, señor, qué amor a manos llenas
recogías por los caminos:
sacabas cantos de las humaredas,
fuego de los velorios,
participabas en la misma tierra,
eras rural como los pajaritos
y a veces atacabas con relámpagos.
Cuando naciste fuiste bautizada
como Violeta Parra:
el sacerdote levantó las uvas
sobre tu vida y dijo:
“Parra eres
y en vino triste te convertirás”.
En vino alegre, en pícara alegría,
en barro popular, en canto llano,
Santa Violeta, tú te convertiste,
en guitarra con hojas que relucen
al brillo de la luna,
en ciruela salvaje
transformada,
en pueblo verdadero,
en paloma del campo, en alcancía.
III
Bueno, Violeta Parra, me despido,
me voy a mis deberes.
¿Y qué hora es? La hora de cantar.
Cantas.
Canto.
Cantemos.
Pablo Neruda,Enero 19 en automóvil entre Isla Negra y Casablanca, 1970
Fundación Violeta Parra


Sem comentários:

Enviar um comentário